¿Quién va a dar la cara contra el coronavirus?

Pues como siempre la maltratada sanidad pública, una de las mejores del mundo sin duda pero totalmente en precario. ¿Con quién se va a encarar la gente cuando se encuentre con dificultades para recibir la atención que pueda precisar? Pues con l@s sanitari@s a los que, una vez más, estos irresponsables que nos gobiernan han dejado vendidos, cosa que en absoluto se resuelve con la cohorte de enchufados, lameculos e inútiles que han colocado en los puestos claves del sistema, esos que simplemente se dedican a echar tierra sobre las deficiencias y carencias a mayor gloria del político de turno. Ahí, como en otros tantos sitios, al que abre la boca se le margina y se le desplaza sin tener en cuenta experiencia, profesionalidad e incluso plaza en propiedad porque cualquier amiguito o amiguita de no sé quién, preferiblemente con carnet del partido de turno claro está, se hace con los cargos de responsabilidad (con la cuota correspondiente para los sindicatos claro está) que las más de las veces se duplican y se triplican sin razón alguna ¡se amontonan en los despachos literalmente! mientras los currantes, siempre al límite, se parten el lomo sin reconocimiento de ningún tipo.

¿Que preferimos puertos inútiles y autopistas pensadas contra el transporte público que buena Sanidad o Educación? Pues hombre, la triste realidad de esta sociedad es esa, los políticos lo saben y por eso el gobierno del cambio, del pacto del florero, pues ha venido con idénticas (si no peores) recetas bajo el brazo referentes a más piche y más hormigón como forma de librarnos de todo mal. Pero en fin, hete aquí que decenas de miles de empleos, miles de pequeñas, medianas y grandes empresas dependen para su supervivencia de la respuesta que sea capaz de dar la sanidad pública a la crisis internacional, casi sin precedentes, del COVID-19. La apuesta de muchos por el seguro privado y por la sanidad del dividendo pues, como es normal, sólo ha dado lugar a la búsqueda del posible negocio que pueda salir de todo esto pero lo que es un problema, una dificultad que no genera dividendos sino al contrario, que se lo cargue al hombro la pública. Así, sin despeinarse ni nada pese a los multimillonarios conciertos.

Y aquí estamos, enclaustrados para conseguir que casi lo inevitable ¡qué podemos esperar de nosotros mismos que nos juntamos en número de 400.000 en plena crisis de carnavalada en Santa Cruz! no nos ocurra a todos a la vez sino de la forma más escalonada posible. A ver qué pasa y a ver hasta dónde es capaz de resistir un sistema sanitario (en manos de gente con las mejores intenciones del mundo supongo pero sin la más zorra idea de Sanidad o Salud) que en absoluto ha protegido a sus profesionales, muchos de ellos ya infectados o en cuarentena, tanto por ausencia de medios ¡lógicamente no denunciados por los pelotillas de turno que copan los cargos intermedios! como por la falta de directrices claras y de paralización de servicios y pruebas no esenciales que durante este par de meses han funcionado como auténticos focos de infección dentro de un sistema sin orden ni control de ningún tipo.

Pero nos pongamos como nos pongamos da exactamente lo mismo, ahora sólo nos queda la solidaridad que consiste en no ver lo que se podía ver la tarde de este jueves, con la orden de cerrar colegios ya firmada, de gente llenando las terrazas en esa Laguna y parejas de ancianos paseándose como si tal cosa. No, lo que nos queda es autoprotegernos para proteger a los más vulnerables ¡si es que eso interesa que con algunos discursos llega uno hasta a dudarlo! y esperar que nuestros sanitarios y sanitarias resistan como campeones y campeonas el envite que se les viene encima sin apenas medios, con hospitales del Franquismo o sin una sola cama de UVI en el supuesto hospital del Norte o el supuesto hospital del Sur, pura mentira, en el caso de Tenerife por décadas.

Y, en medio de esta situación sin precedentes, no se cortan un pelo en repetir hasta la saciedad que nuestra prioridad es un puerto en Fonsalía (después del fiasco de Granadilla donde siguen enterrando inútilmente cientos de millones de euros), más lejos de la mayoría de la población por cierto, y más túneles y autopistas que, como el de Erjos; representan inversiones multimillonarias que negamos descaradamente a la Educación o a la Sanidad un día sí y otro también básicamente porque los que nos gobiernan confían en lo privado, o en lo concertado a precio de oro, para ellos y para los suyos. Y así nos va el pelo, claro está.

Quién duda de sus intenciones… ¿pero qué diantres sabe Teresa Cruz de Sanidad para estar al cargo en un momento como éste? ¿Que lleva toda la vida en el PSOE es su mérito profesional en esta materia? En fin…

¿Y si nos viéramos con muchas autopistas impresionantes y pocos hospitales?

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